lunes, 21 de febrero de 2011

Alison Kathe, la ponsoñoza. (Cuento)

Más fuerte que él mismo, era el fuego que sentía dentro de si.
No podía aguantar más ese sentimiento, debía hablar o matar eso que llevaba guardado en el interior de su alma destrozada.
Recordar el movimiento suave del vuelo de su pollera, su cabello rozando el viento, su mirada, dulce cual si fuera niña inocente y a la misma vez madura, como mirada de mujer experiente, lo iba consumiendo, cada paso de su baile, era una picada a su corazón, cual picadura de Araña.
La música ligera que sonaba al compás del baile se volvió parecido al hipnotismo provocado por una serpiente a su victima.
Ella, lo miraba, por momentos lo saludaba con aires de realeza.
Sus cabellos dorados, eran su gran debilidad.
Un día como cualquier otro, él no aguantó callar más, y liberó el preso que se hallaba en sus entrañas, dándose el lujo de decir a su amada lo que por ella sentía...

Ese fue su último día como preso, y también el último de su vida.

La jóven doncella Alison Kathe, era ajena y su novio, era él mejor amigo de este pobre ser que sin poder exclamar una sola palabra, ensilló su caballo, se fue a la montaña más cercana e inhaló por última vez óxigeno, acto seguido tuvo un infarto de miocardio, allí, a 10 km de su amada.

Según cuentan las malas lenguas, el jóven Ademir Bensson, habría sido picado por la ponsoñoza Alison Kathe...


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