Condenado a destierro, exiliado en su propio ser, asi se encontraba Francisco Javier.
Ya nadie le brindaba un consejo, ni siquiera oían lo que tenía para decir.
Él frecuentaba escribir pero ahora ni eso hacía.
No porque no quisiera, mas bien porque no conseguía.
Su mente mal podía centrarse en asunto siquiera.
A veces no es cuestión de que se quiera.
Es tan solo poder, conseguir, consumar.
Pa eso hay que saber sumar, restar y multiplicar.
Para no quedarse con poco y dividir.
El asunto es que don Pancho no conseguía expresar lo que sentía
ni relatar lo que en su día a día vivía.
por eso le pedía a su tía
que escribiera sus versos por él
y asi doña Marta escribía entre mate y mate
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